LA VANGUARDIA (27-11-1947)
Los caminos de la Historia han empezado a abrirse para nuestro cine, y quizá en ellos encuentre una temática que dé más amplios vuelos a una producción en franco auge de cantidad y sobre toda, participa en gran manera la fantasía, lo novelesco, para dar a las páginas de la crónica el encanto de lo legendario, pero sí puede ser considerada como un paso más en pos de una meta de total dignidad artística, de acierto definitivo. Luis Lucia, que se adentró en el cine con la comedia, ha probado suerte, con buena mano, en una cinta de considerables contornos. Su dirección tiene clase, es segura inteligente. Mas en pro de una absoluta objetividad, es preciso señalar que su realización, con toda seguridad debido a la línea marcada por el guión, nos parece desigual: en primer término peca en reiteraciones las cabalgatas cantantes de Roberto Rey, los planos de las batallas un tanto rudimentariamente resueltos—; después pierde un tanto de vista la imprescindible concisión del relato cinematográfico acaso prendado de la gracia barroca de los decorados, de puro juego plástico del escenario. Y puestos en este terreno precisa en convenir que la riqueza, la suntuosidad y el cuidado minucioso del elemento decorativo es muy notable, así como la ambientación general, el diálogo, éste de una pulcritud literaria singularísima, aunque en algunas ocasiones en contra, su riguroso ceñimiento a la retórica floreada de la época. La interpretación sirve con fidelidad a la intención de la película: Ana Mariscal bella y reconcentrada en su cometido. Roberto Rey desenvuelto y convincente; Fernando Rey encarna un Felipe V de singular dignidad y prestancia: Juan Espantaleón, en todo momento dentro de su peculiar estilo de recio actor; José María Lado, sobrio y elocuente, y en fm todo el reparto, salvo algún que otro lunar de importancia secundaria, está de acuerdo con la calidad de la cinta.—H. SÁENZ GUERRERO.
Thanks for your comment, Paco Granados
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