Día
de estreno (11-12-1969) Día critica (13-12-1969)
La
famosa revista «Las Leandras», gran éxito del género frivolo de
antes de la guerra, vuelve ahora en las brillantes imágenes de esta
versión filmada. Al éxito explosivo de este popular espectáculo
contribuyó mucho en su tiempo la labor personal de Celia Gámez, su
principal intérprete, que se encontraba por entonces en los momentos
más radiantes de su carrera artística. En esta ocasión, también
Celia Gámez tiene en el reparto un papel importante, pero muy
diferente. La «vedette» —o la «supervedette» de la obra— es
Rocío Dúrcal, joven, bonita y dinámica actriz y cantante, que se
muestra en esta película una artista completa. De tal modo es
atractivo y llameante lo que la linda y gentil Rocio realiza en la
pantalla que, «Las Leandras» sólo son un pretexto para un
verdadero festival en honor y servicio de la admirable actriz. Un
festival que es un derroche de ritmos, de decorados, de líneas, de
canciones y... de picardía. La versión cinematográfica de «Las
Leandras» tiende a evocar la época en que fue estrenada. Las
canciones, famosas en su tiempo, traen el recuerdo —y también para
algunos la nostalgia— de unos años pretéritos que tuvieron, sin
duda, sus encantos. Varias de sus canciones, como «Pichi», «Clara
Bow», «Lleven ustedes nardos», etc., fueron como una música de
fondo de los años treinta, un período de la vida española que pudo
ser feliz y que unas absurdas discordias intestinas convulsionaron
trágicamente. En la interpretación de estas canciones, así como en
la parte hablada de la revista, que es como un vodevil picante y un
tanto escabrosillo, la encantadora Rocío Dúrcal alcanza magníficas
cimas de acierto artístico y de seducción personal. A partir de
ahora ya es posible sostener, sin riesgo a equivocarnos, que el cine
español cuenta con una actriz y cantante de auténtico rango y de
exquisita calidad. Sus éxitos anteriores habían sido notables, pero
el de ahora es definitivo. En la pantalla, «Las Leandras» se ha
convertido en un gran espectáculo. Brillantes coreografías,
desfiles reiterados de muchachas bonitas, situaciones de una
graciosa, aunque equivoca comicidad... La cámara, magistralmente
dirigida por Christian Matras. ha logrado efectos deslumbrantes. El
sonido estereofónico, y la pantalla cinerámica contribuyen
considerablemente al resplandeciente hechizo de la cinta. El maestro
García Segura ha llevado a cabo una brillante y sagaz labor de
adaptación de la parle musical que, aun conservando los antiguos
atractivos, obedece ahora a ritmos de un dinamismo más moderno.
También tos guionístas han realizado una inteligente labor de
modernización y adaptación del texto escrito. Celia Gámez, en la
figura de la madre de «Patricia» (Rocio Dúrcal), nos recuerda la
gran figura de la revista española que ha sido. Lo mismo cabe decir
£ de esa gran actriz que es Isabel Garcés. Sus intervenciones son
siempre subrayadas con las risas que reclama su vis cómica. Muy
bulliciosos, y atinados están en sus papeles los populares Antonio
Garisa, Alfredo Landa y José Sazatornil. — A. MARTÍNEZ TOMAS.
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