Día
de estreno (8-9-1967) Día critica (10-9-1967)
Antonio
Ribas es un joven realizador barcelonés con experiencia —ha
actuado muchas veces de ayudante de dirección y ha realizado films
para la T.V.E-— y un evidente sentido de la creación artística.
De su película, «Las salvajes del Puente San Gil», lo que más nos
satisface es la realización. La trama, tomada de una comedia de
Martín Recuerda, es, por el contrario, poco convincente y no
excesivamente pródiga en atractivos. Pintar a los públicos rurales
como un conjunto de seres casi primitivos, de un gamberrismo gratuito
y estúpido, es un recurso viejo y escasamente válido. Aunque algo
haya de eso, no lo es, ni de lejos, en la medida exagerada que Martín
Recuerda nos quiere hacer creer. Este ha sostenido que su comedia
está basada en un hecho real. Permítasenos que lo dudemos mucho.
Pero aparte su mayor o menor verosimilitud, la película realizada
por Ribas resulta interesante. La labor de éste abunda en aciertos
fragmentarios de notable mérito. Nos complace la soltura con que
Ribas ha trasladado la historia argumental a la pantalla; el buen
ritmo con que han vivido a los personajes y la agilidad con que ha
resuelto las situaciones. La trama cuenta la historia de un grupo de
artistas que forma un conjunto revesteril que debe actuar en un
pueblo castellano. Una revista, aun cuando sea de muy limitados
horizontes, producirá siempre una tremenda conmoción en un pequeño
pueblo, por naturaleza mojigato y púdico. Por definición la revista
es un espectáculo capitalino, difícil de trasplantar, ni siquiera
en síntesis, a un ambiente rural. Contra el conjunto revisteril se
alza en el acto lo que Benavente llamó la «moralina». Las señoras
que se creen defender así las buenas costumbres, se llaman a
partido. Unas muchachas bonitas y ligeras de ropa, es para ellas un
irremediable motivo de escándalo. La película, que empieza con la
ligera gracia de una comedia de costumbres, deriva hacia el drama y
acaba en una pequeña aunque significativa catástrofe social.
Atractivo esencial de la película es que la mayor parte de sus
intérpretes son mujeres. Y también que Antonio Ribas se haya
preocupado que estas mujeres sean bonitas, picantes y garbosas. Lo
visual tendrá siempre en el cine una función determinante. Del
amplio reparto artístico destaca la vivacidad de Trini López, el
excelente arte de Elena María Tejeiro y la gracia y la belleza de
María Silva, Nuria Torray, Rosana Yani y Vicky Lagos. Del conjunto
masculino destaca la brillante figura de Adolfo Marsillach, en un
papel de poca duración pero importante. Al estreno asistieron
algunas de estas bonitas actrices, que fueron sometidas a
interrogatorio, de cara al público, por el locutor y periodista Juan
Armengol. También asistió Antonio Ribas que expuso algunas
interesantes ideas sobre su credo artístico. Dijo, especialmente,
que procura que su cine se oriente hacia la claridad, cualidad que le
parece la más estimable virtud cinematográfica. — A. MARTÍNEZ
TOMAS.
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