lunes, 8 de agosto de 2011

PIM, PAM, PUM, FUEGO (1975)

LA VANGUARDIA (23-10-1975) 
"Pim, Pam, Pum... ¡fuego!" filme realizado por Pedro Olea, formó parte del lote de tres películas presentado por España en el Festival de Cine de San Sebastián. Su paso por las pantallas del certamen no puede decirse que fuese un gran éxito. Los juicios de la crítica fueron muy variados y algunos reticentes. Algo parecido había pasado en Madrid unas semanas antes, cuando fue estrenada. Ya en nuestros artículos desde San Sebastián expusimos también nuestra opinión, que coincide mas con la de quienes formularon algunos reparos que con la de los entusiastas o los indulgentes. La película gira en tomo de una historia de amor y se supone que transcurre en los primeros anos de la década del cuarenta, cuando se vivían en España los ásperos y duros días de la posguerra. La pareja que se ama está integrada por un joven que quiere huir a Francia, por razones políticas, pero que está esperando que le faciliten una documentación falsa que haga fácil su fuga. Ella -figura interpretada por Conchita Velasco- es corista de una pequeña compañía de revistas trashumante. Pero lo que Olea ha querido recoger en la película es el ambiente de los años cuarenta, con sus angustias, sus esperanzas, sus dificultades y... sus estraperlistas. Su intención es decididamente negativa y critica, pero como casi todos los que pretenden pintar una época y reflejar una atmósfera social que no ha vivido -o que vivieron siendo niños-, lo hace con más intención agresiva que fidelidad a lo que fue aquel tiempo, en el que, como en todos, hubo bueno y malo. Y a través de unos hechos caprichosamente interpretados nos pinta la supuesta omnipotencia de un estraperlista que para lograr el amor de la muchacha hace un impúdico alarde de su poder, su capacidad de maniobra criminal y su perversidad. Todo por supuesto, relatado "de oídas" y con un aire que de tan exagerado y artificioso llega al folletín. Por lo demás, Pedro Olea se ha mostrado dirigiendo la cinta un hábil artesano, sin rasgos geniales pero con pulso y fino en lo puramente artístico. Sus artificios y desmesuras se refieren casi sustancialmente a las intenciones "sociológicas" e "históricas" que inspiran el filme. Conchita Velasco está muy bien. Es una actriz que ha llegado a un magnifico punto de excelencia y nunca falla. También Fernando Ferian Gómez desempeña con soltura su papel, y si está deliberadamente deformado y exagerado, no es culpa suya. Jose María Flotats, joven actor catalán, formado artísticamente en Paris, según se nos informa, lleva una labor discreta. El veterano José Orjas, en la figura del padre de la joven corista -que llega luego, protegida, a cupletista-, realiza una creación verdaderamente de maestro.- A. MARTÍNEZ TOMÁS. 







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