Día
de estreno (28-4-1972) Día critica (3-5-1972)
«La
casa de las Chivas», la famosa comedia de Jaime Salom, uno de los
más resonantes éxitos de nuestro teatro en los dos años últimos,
plantean un drama humano, que siempre se pensó que podía ser
profundamente cinematográfico. Por otra parte, la obra teatral está
basada en un hecho real, ocurrido durante la contienda fraticida, que
los españoles vivimos y sufrimos, en medio de desgarrados
estertores. Se comprende perfectamente, que el asunto atrajese la
atención de! cine, que es, por esencia, el medio de comunicación
social de que se sirve más fervorosamente el pueblo. Esta
premonición, ha llegado a cumplirse. «La casa de las Chivas» ya
está en la pantalla. En efecto, León Klirnovski, realizador
hispano-argentino, residente en nuestro país desde hace quince años,
ha transformado en realidad la iniciativa,
Argumentalmente,
la película es un conmovedor documento humano, tanto más emotivo si
se piensa, que con más o menos variantes, fue en la vida un doloroso
y sobrecogedor hecho real. La acción transcurre en una pequeña y
misérrima casa, en las afueras de una población, ensangrentada y
convulsionada por la guerra. La gente la llama «La casa de las
Chivas». En ella convive, envuelto en las cambiantes circunstancias
de la guerra, un grupo militar, despóticamente mandado y sojuzgado
por un sargento. La historia toma de pronto un giro inesperado. La
vocación sacerdotal de uno de los soldados, vocación que ha tenido
que mantener oculta dado el carácter libertario y ateo de los otros
hombres de su grupo, se convierte en un patético conflicto. A la
trama se suma la parte de erotismo dimanante de la condición
femenina de las protagonistas Petra y Trini. Después de atravesar
los lances más dramáticos, la trama tiene un final emocionante, que
impresiona y conmueve. La realización de León Klimovski, es
bastante buena. Ha sabido hacer esa cosa tan difícil que es crear el
clima, la atmósfera envolvente, en que se plantea el drama. Ha
movido también con destreza los numerosos personajes, y, lo que es
más importante, no ha traicionado, ni disfígurado, el sentido ético
y épico del drama de Salóm, e incluso ha conservado parte de los
diálogos, como una prueba más de fidelidad al texto. Simón Ándreu
hace de la figura de «Juan» una creación literalmente
impresionante, sin falsos efectismos, sino, por el contrario, clara y
convincente. A su vez, Charo Soriano revela una vez más su gran
temperamento en la figura de «Petra», un tipo profundamente humano,
pero también conmovedoramente patético y amargo. Por su parte,
Ricardo Merino, en la figura del sargento, tiránico y brutal, y
María Kosti, están también muy expresivos en sus respectivas
misiones. Otro excelente actor que triunfa en este filme es Antonio
Casas. La cámara de Francisco Fraile ha secundado con sensibilidad y
un gran dominio técnico las sugerencias de Klimovski. — A.
MARTÍNEZ TOMAS
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