domingo, 23 de agosto de 2015

CAMINO DEL ROCIO (1967)

Día de estreno (17-2-1967) Día critica (19-2-1967)

Carmen Sevilla, tras varios años de alejamiento de las pantallas, ha hecho una «rentrée» espectacular. En «Camino del rocío», una cinta con muchos y variados atractivos, la excelente actriz y cantante ha realizado una de sus creaciones más brillantes. Está desenvuelta, graciosa, encantadora. Tan atractiva, en suma, como en sus más fragantes años de muchacha soltera. La película es una realización de Rafael Gil, uno de los dos o tres cineastas españoles con sólidos méritos. Ni «nueva ola» ni viejo estilo. Gil ha tomado de las modernas técnicas el dinamismo, la ligereza y el vigoroso sentido plástico, pero ha eliminado lo extravagante, esotérico e incoherente. Cuando se visiona una película de Rafael Gil, se tiene la certidumbre que no nos invitará a descifrar charadas. La película tiene un fondo folklórico, de hondo sentido popular, Está basada en la novela de Pérez Lugin «La virgen ya entró en Triana». El argumento tiene un cierto fondo social. Ya en la época del famoso novelista, muerto hace casi cuarenta años, el señoritismo andaluz era un lamentable fenómeno social, supervivencia de un feudalismo que tiende a extinguirse pero que todavía se esfuerza por sobrevivir. «Alberto», personaje magníficamente interpretado por Arturo Fernández, es un típico espécimen de ese estrato social tan odioso, frente a él, la figura de «José Antonio» el hombre fiel y honrado, que encarna Paco Rabal, es la expresión de una hombría absoluta, en la que resplandecen las mejores virtudes masculinas. Entre ambos personajes, la figura de «Esperanza» viene a ser como una plasmación vital y palpitante de una apasionada mujer solicitada por influjos contrarios. La intriga argumental responde al estilo literario de Pérez Lugin, que fue también autor de otras novelas arquetípicas, como «La casa de la Troya» y «Currito de la Cruz», fieles reflejos de una época y de su problemática. Rafael Gil ha llevado esta historia a la pantalla de un modo colorista y vibrante. Ha sabido dar su importancia a lo folklórico, pero dotándolo de su correspondiente proyección social. Todo el multicolor costumbrismo que impregna la película, es la consecuencia de una realidad viva. Las imágenes que desfilan por la pantalla de la famosa Feria de Sevilla y de la Romería del Rocío, son de una luminosidad, de un embrujo y de una alegría que seduce. Carmen Sevilla, que en el curso de la película interpreta tres bellas canciones de Augusto Algueró, consigue como actriz revalidar y aún acrecentar sus anteriores éxitos. Está muy en su papel Paco Rabal, excelente Arturo Fernández y muy vivaz y graciosa Conchita Goyanes. En otros papeles del reparto se destaca la eficiente labor de Julia Caba Alba, Guillermo Marín y María Luisa Ponte. — A. M. T.




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