Día
de estreno (7-4-1958) Día critica (8-4-1958)
Inspirada
en la conocida canción francesa «Las lavanderas de Portugal», la
película que lleva igual nombre y que ha sido estrenada en el Cine
Fantasio, participa de las mismas características que aquélla un
ritmo alegre y ligero, una gracia picante y bulliciosa y un delicioso
encanto musical. Pocas veces la compenetración entre una obra y el
motivo que la inspira ha sido tan perfecta. Realizada en régimen de
co-producción hispano francesa, a nosotros nos ha correspondido
poner en el pastel una pequeña parte, pero tal vez haya sido mejor
así porque el equipo francés que ha realizado «Las lavanderas de
Portugal» ha podido moverse con gran desenvoltura y llevar a cabo
una obra coherente y armoniosa, raramente lograda en otros films de
régimen y presupuesto bipartito. En efecto, Arne Vernon y Jean
Claude Pascal, especialmente, han sabido mantener el tono dinámico,
frívolo y gracioso que exige la película, imprimiéndole al propio
tiempo, dentro de la indudable convencíonalidad de su argumento, un
acento de convicción y de eficacia interpretativa muy notables. La
trama urdida para dar vida a un argumento que refleja el espíritu y
el ritmo alegre de la canción de Jo Lucchesi, se inicia en París y
continúa en Portugal, para volver de nuevo en las secuencias finales
de la cinta junto al Arco del Triunfo en la «villa lumiéré». Se
trata de la lucha entre dos agencias de publicidad, una de ellas, por
cierto, la mar de pintoresca, para encontrar las más bellas
lavanderas de Portugal, a fin de realizar una campaña publicitaria.
En busca de esta joya escondida, los momentos activos de ambas
agencias se ponen en viaje y recorren la hermosa, simpática y
atractiva tierra lusitana, cuyas bellezas múltiples nos descubre la
cámara al propio tiempo que a la humilde, pero maravillosa, mujer
que van buscando. Esta parte del film es indudablemente lo mejor. Los
panoramas lusitanos, sus claros de color local, entre los cuales su
deslumbrante folklorísmo, el fado, la guitarra, el mar, etc, dan
ocasión a admirables fotogramas animadas, que son una delicia, sobre
todo, son de destacar, en esta parte, por su especial encanto, las
escenas de recogida de las redes en un humilde pueblecito pesquero y
la fiesta en la plaza principal de otro bello y atractivo lagar, que
es como si el dibujo de un brillante azulejo portugués que se
pusiera de pronto en movimiento. Paquita Rico, que es la principal
aportación española a esta película, interpreta el papel de la
lavandera portuguesa descubierta por los agentes de publicidad, y en
este cometido pone a contribución sus dotes de actriz, su belleza de
puro tipo ibérico y sus estimables cualidades de cantante. No puede
decirse que esté mal, pero a nuestro juicio no alcanza, ciertamente
las cumbres del acierto. En resumen, una buena película, graciosa,
movida y distraída, que nos parece destinada a un merecido triunfo.
La doble dirección de Ramón Torrado y Gaspar Huít ha resultado un
lance al alimón bastante bueno. Consignemos, finalmente, que «Las
lavanderas de Portugal» está rodada en dyaliscope y eastmancolor. —
A. M. T.
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