Día
de estreno (7-8-1968) Día critica (10-8-1968)
Como
si quisiera confirmar la excepción de la regla, Sergio Leone ha
demostrado que sí segundas partes fueron buenas, y ha conseguido con
«El bueno, el feo y el malo» superar lo que ya había logrado con
«La muerte tenía un precio». Resulta inevitable la referencia a
tal película, por cuanto incluso desconociendo la relación entre
ellas —guión, director, música, además de los intérpretes—
cualquier espectador encontraría idéntico estilo, muy similar
planteamiento estético, paridad de ritmo. Pero en «El bueno, el feo
y el malo», Leone ha ido mucho más allá en todos los aspectos.
Desde las explosiones de violencia, que marcan la principal
característica del film, hasta los estudios de expresión de los
personajes, en los que se recrea la cámara con auténtica calidad.
Pasando, naturalmente, por la extensión, que alcanza longitudes
increíbles, sin que en ningún momento —tal vez sea la máxima
virtud— decaiga el interés y la tensión a que se ve sometido el
espectador. Incluso en los momentos en que la historia juega al
escondite con algunas secuencias de batallas, correspondientes a la
Guerra de Secesión americana, que no son en absoluto necesarias,
pero que han dado ocasión al buen realizador italiano para demostrar
cómo sabe mover masas, cómo captarlas en un espectáculo épico de
extraordinaria grandeza, y cómo dar belleza a unas imágenes que, en
sí mismas, son cruelmente violentas: Capítulo aparte, junto a la
labor del director, merece la banda sonora. Cálida en voces y
ruidos, cuenta con una música que subraya a la perfección el
desarrollo de cuanto ya ocurriendo en la pantalla, estableciendo como
un puente sonoro que lleva al espectador, imperceptiblemente, a
entrar en el fondo del suceso, le adelanta su índole, completa su
dramatismo. Ennio Moricone ha hecho con su música, un auténtico
cine sonoro, que corresponde en intensidad de estudio, al hecho por
Leone. Y como punto final, la interpretación, mucho más desbordada
por Eli Wallach que por su pareja de oponentes, Clint Wastwoqd y Lee
Van Cleff, pero igualmente eficaz por parte de los tres, cuyas
facciones, captadas en planos verdaderamente increíbles, nos cuentan
las reacciones y los impulsos, antes de que las palabras nos los
hayan descrito. «El bueno, el feo y el malo» es una muestra casi
perfecta del «western a la europea», cuando este género ha
encontrado el camino diversivo que le aleja de lo que inicialmente
fue su patrón americano. — P.
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